Hoy es 3 de marzo de 2017, hace 2 años que nació Mai, dos años de vida tras su muerte y dos años desde que nuestra matrona Marta le escribió esta carta.
Que tristeza se siente al saber que nunca leerás estas letras.
Soy Marta, conocí a tus padres en el 2011, cuando ellos y yo acudíamos a las reuniones de El Parto es Nuestro, en Saians. Tus padres eran “unos hippies que venían desde Ourense”, pero que tenían las ideas muy claras. Yo era una madre, que coordinaba las reuniones de vez en cuando y que se estaba formando como matrona en Barcelona.
En ese primer embarazo, tu madre dudaba entre parir en Ourense o en el Salnés, y al saber de la “nueva sala de parto natural” de Ourense se decidió por estar más cerca de casa. Ese parto la marcó terriblemente. Ingresada en preparto, sin que le diesen mucha información, se llevó el kit completo y acabaron haciendo una ventosa para que naciese B. Tras eso, los puntos de la episiotomía se infectaron y tu madre sufrió lo indecible en el posparto.
7 meses después se quedó embarazada y esta vez era “otra mujer”. Decidió parir en casa, pero no sabía si hacerlo en Bilbao (en casa de tus abuelos paternos) o en Galicia pero finalmente decidió por hacerlo en vuestra casa.
Llegó el día del parto, cuando tu madre me llamó, estaba en la fiesta de la reconquista de Vigo. Recogí a las otras 2 matronas y fuimos a Morgade. Allí tu madre parecía estar de parto, empezó a sentir ganas de empujar y cuando ya llevaba varias horas sin haber cambios, le hice un tacto. Estaba a 7 centímetros. Con sus posiciones buscaba tener menos contracciones y notar menos ganas de empujar, pero era incapaz, y con nuestra inexperiencia…, ninguna de las 3 matronas pudimos ayudarla más.
Intentamos descansar, y 8 horas después de aquel tacto, le hice otro. Tu madre ya había decidido que si estaba igual, quería irse al hospital, así que, a las 8 de la mañana, con 7 cm y el cuello edematizado, recogimos todo para irnos al Salnés. Tuvimos que parar en Puxeiros para que B. se quedase con tu abuela materna. Continuamos el camino hacia el Salnés. Sonaba Silvio Rodríguez.
Al llegar allí, tu madre suplicaba la epidural, pero por suerte el anestesista era tan estricto que como no había hecho la consulta de preanestesia, no se la quería poner. Que bien!! porque tras romper la bolsa, J. nació con unos pocos pujos.
Tu madre descubrió que sí se podía parir en un hospital y tu padre por fin pudo ver nacer a un hijo.
En el paritorio descansamos los 4, mientras J. tomaba teta, tu madre una palmera de chocolate y tu padre y yo un bocadillo de tortilla. Después hubo unos encuentros y desencuentros con el servicio de pediatría, pero eso ya es otra historia…
Aquí llegas tú Mai, a principios de mayo de 2014, mientras tus padres mantenían relaciones sexuales, tu madre sintió que ovulaba y supo desde el primer momento que estaba embarazada. También sabía que serías una niña, aunque al final del embarazo no lo tenía tan claro… Tu fecha probable de parto era el 27 de febrero de 2015.
Tu madre quería volver a intentar parir en casa, pero la relación con tu abuela materna se había roto, y la relación con tu padre era muy distante. Le pasé el contacto de Jesica e hizo algunas sesiones.
Jesica dice de tu madre:
“Ha crecido mientras tú crecías en su interior; ha hecho grandes cambios en si misma. Es increíble la cantidad de trabajo de mayor autoconocimiento, autocomprensión, la instrospección que mamá hizo por ti, por poder allanarte el camino, por brindarte el mejor nacimiento que pudiera imaginar.
Mai, durante los 9 meses que mamá te esperó, sintió emociones a raudales, a veces contradictorias, a veces serenas, pero siempre conectó contigo y con ella misma.
Mai, durante las 40 semanas y tres días que viviste con y en tu mamá, ella te sentía, te vivía, e intentaba sentirse y vivirse, aunque doliera, aunque hubiera que abrirse heridas, para conseguir darte a ti la mejor de las bienvenidas.
Creo que le has dado a tu madre una nueva vida, una nueva perspectiva de la vida, y sobre todo, los miedos, la montaña rusa emocional que ha tenido durante el tiempo que viviste en y con ella, le han ayudado a abrirse, a hablar, y empezar a creerse y quererse un poco más.
Es curioso Mai, porque mamá pasó toda tu espera como dilatando, según sus propias palabra, y al final, temía que fuera con una cesárea la forma en la que finalmente dejaras de estar en su cuerpo.”
Cuando ya se acercaba el parto, hicimos una sesión conjunta Carmen, tus padres, Jésica y yo, en la que hablamos de diferentes opciones para el parto, y en la que finalmente, tu madre decidió que donde mejor se sentía era en Morgade. Hablamos de cómo actuar según las posibles incidencias que pudiesen surgir. Concretamente, hablamos de cómo actuar en caso de un prolapso de cordón!!! También hablamos de que hacer si había nieve…
Pensamos que lo teníamos todo bajo control, y a tu parto, iríamos Rosa (otra matrona a la que conoció tu madre) y yo. Carmen acudiría o no, dependiendo de cómo transcurriese el parto y como se encontrase ella (estaba embarazada).
El 2 de marzo, tu madre me contaba por la tarde que había tenido unas cuantas contracciones fuertes y algunas sueltas por la noche, que sentía calambres por la zona del cuello y que la línea púrpura estaba igual. Se tactó y notó todo blandito.
A las 8 de la tarde escribía otra vez y decía “pues parece que sí son contracciones, pero muy irregulares, y además tengo hambre, así que de parto aún no son, que cuando paro no como”. Las últimas contracciones habían sido cada 6, 9 y 20 minutos. Alas 22:30 decía que el ruido que hacían tus hermanos la descontrolaba un poco, y deseaba que se durmiesen para poder concentrarse, pero que definitivamente, eran contracciones. También decía que pediría monitores para el miércoles.
A las 22:51 Sonó mi teléfono y pensé que era porque las contracciones empezaban a ser más seguidas, pero no, tu madre decía con voz temblorosa, que había roto aguas, que eran claras y que tú te movías. Hablamos un rato, se fue tranquilizando y se la notaba feliz, feliz de que por fin había roto la bolsa por si misma, no como en los partos anteriores, que no se había dado cuenta o se la habían tenido que romper. Estaba feliz porque llevaba bien las contracciones, y porque podía oler el líquido amniótico. Le dije que iría en cuanto lo necesitase, y que de todas formas, al día siguiente por la mañana iría a escuchar tu corazón.
A las 23:41 volvió a sonar mi teléfono, y era desde el móvil de tu padre, así que pensé : “Ahora si, ahora es que ya tiene contracciones potentes y ella ya no puede ni hablar…”. Pero otra vez me equivoqué.
Las palabras de tu padre fueron “Nos vamos al hospital de Ourense”. Porqué? Que ha pasado? “el cordón sale para afuera”. Mi corazón se salía del pecho, le dije a tu padre que llamase corriendo a la ambulancia y que tu madre se pusiese a cuatro patas con el culo levantado, como en el parto de J. No sé si fue en ese momento que tu madre pidió el teléfono y me pregunto “Esto es una cesárea, verdad?” Si, es una cesárea casi segura, le dije.
Inmediatamente llamé a una compañera matrona que trabaja en Ourense, Marisol, que por suerte estaba de guardia en el hospital, le dije lo que pasaba y que por favor fuesen preparándose para recibir a tus padres, que llegarían pronto en una ambulancia.
A las 23:50 hablé con tu padre otra vez, la ambulancia ya estaba en camino y le dije que yo salía para el hospital. Me vestí y a las 12 de la noche ya estaba de camino hacia Ourense. Avisé a Rosa de lo que había sucedido, avisé a Carmen y volví a llamar Marisol, para que allanase el camino y me dejasen pasar para estar con tu madre. A las 00:45 tu padre me dijo que estaban cambiando a tu madre de ambulancia y que él iría detrás con tus hermanos, en el coche.
Llamé al 061 para hablar con el médico responsable de la emergencia, era Ana S., con la que yo había trabajado hace unos años en el 061. Me dijo que tras unos malentendidos y una demora de 30 minutos en el traslado, ya estaba todo controlado y que en 20 minutos estaríais en el hospital. Yo ya estaba en la salida de Toén, por lo que pensé que llegaría antes que vosotros.
A la 1:05 Marisol me esperaba en la calle para entrar directa al quirófano, que ya estaba preparado. Mientras me cambiaba, a la 01:10 tu padre llamaba otra vez, diciendo que acababan de llegar a urgencias, que había meconio y tu corazón latía muy despacio.
Corrí al quirófano y tu madre ya estaba en la camilla, me vio, me dijo que estabas mal, y yo le prometí que pasase lo le pasase, cuando despertase, estaría allí con ella. Mientras se dormía la sondaron y rasuraron. Desinfectaron mínimamente la piel y a la 01:20 nacías tú, con tu corazón parado… Fueron cuidadosos en tu reanimación, sin ensañarse. Después Marisol te limpió y te envolvió en una toalla, con mucho mimo, mientras yo pensaba como decirle esto a tus padres.
Te dejamos en una cunita térmica mientras yo bajé acompañada de Mariví (la otra matrona que estaba de turno) a hablar con tu padre. Creo que él ya supuso que algo iba mal. Lloró, y quiso subir a verte. Mariví se quedó en el coche con B. y J., que dormían.
Tu padre no se atrevió a cogerte, pero te acariciaba y te hablaba, decía que te parecías a B., que tenías un color bonito,… A las 2:20 se fue a casa a buscar la mochila de tu madre y el papel de acuarela. Y al rato tu madre salió de quirófano. Preguntó por ti, le dije que habías nacido muerta y quiso verte. Fui a buscarte, te metió en su cama, piel con piel, tal como os habría gustado hacer… Preguntó si eras niño o niña, preguntó por tu padre, preguntó si podía hacerte fotos, me contó que la médico de la ambulancia le había reñido… y varias veces, repitió una tras otra, las mismas preguntas, con las mismas respuestas.
A las 3:20 tu padre estaba de vuelta. Estuvo con tu madre, mientras yo imprimía la placenta y recogía tu huellas. Se acercó David (el ginecólogo) a explicarle el tipo de manejo que se podía hacer con la lactancia y a aclarar que el cuerpo de tu madre funcionaba perfectamente, que esto había sido un accidente, pero que por dentro estaba todo bien si más adelante decidía tener más hijos.
Sobre las 5, tu padre se fue a casa con tus hermanos, y a las 5:30, yo te recogí de los brazos de tu madre y te llevé a junto de Paqui. No quise ver como te preparaba para bajar, pero sí aprecié, el cuidado con el que tocaba tu cuerpecito.
A las 6 me despedí de tu madre.
Naciste sin vida el 3 de marzo de 2015, a la 01:20, pesaste 3500gr.
Ha sido el nacimiento más duro que he vivido en mi corta vida profesional…
En el equipo de salud perinatal de Luna de Brigantia deseamos no volver a pasar por una situación así, pero te damos las gracias por existir, y a tus padres por habernos escogido para estar con ellos. Todo ha sido muy duro de afrontar, pero esta vivencia nos hace y hará mejores personas y mejores profesionales; de hecho, ya has conseguido volvernos y revolvernos, nos has llevado a crecer de golpe como matronas, como psicóloga y sobre todo como equipo.
Hasta siempre Mai. Estarás en nuestros corazones.
Carmen, Marta y Jésica