
La foto que acompaña este post es de un «aparato» para corregir los pezones planos o invertidos. En realidad, pensando en colocarse esa «abrazadera» en un pezón, parece más un aparato de tortura… pero el dichoso aparatejo, os aseguro que no solucionará los pezones invertidos e incluso puede provocar heridas en los pezones.
De entrada, debemos saber que los pezones planos o invertidos no tienen que suponer un problema en la lactancia, ya que un bebé cuando mama, no succiona sólo del pezón, si no que el bebé «agarra» con su boca buena parte de la la areola que rodea el pezón. En esa zona de areola, hay tejido eréctil que ayudará a que el pezón protruya durante la toma y generalmente, unos días después de iniciada la lactancia, el pezón puede incluso mantenerse hacia a fuera entre una toma y otra.
Podríamos incluso decir que una mujer con pezones planos o invertidos tiene la garantía de que su bebé no va a hacer un agarre superficial sólo al pezón (origen de las grietas), si no que ese bebé, se verá obligado a hacer un agarre profundo; y por esto, la mayoría de mujeres con pezones planos podrán amamantar sin demasiadas dificultades.
Si es cierto que habrá una pequeña porción de mujeres con pezones invertidos «de los de verdad», donde las fibras musculares que deben hacer salir al pezón, son muy cortas o no existen y por tanto, el intento de amamantar produce gran dolor y heridas al romperse los tejidos internos. Como decía, estos casos son muy escasos y repito, la mayoría de las mujeres con pezones planos o invertidos podrán amamantar sin problemas.
El invento de la foto es una de tantas cosas que se proponen para «tratar» los pezones invertidos, junto con las conchas formadoras de pezones, lo ejercicios de Hoffman, los niplettes,… que podéis ver en estas otras fotografías.


Nada de esto ha demostrado más eficacia que favorecer y ayudar a la diada madre-lactante a conseguir un agarre profundo y en cambio, si que pueden hacer sentir a la madre que sus pechos no valen para la lactancia y con eso predisponerla al fracaso.
Las mujeres con pezones invertidos (y con pezones no invertidos) se verán perjudicadas en su lactancia cuando haya entornos no favorables y eso incluye todo lo que no garantice:
- Inicio precoz de la lactancia y no interrupción del contacto piel con piel con el bebé, durante al menos las 2 primeras horas de vida. Durante esas primeras 2 horas, los bebés están muy receptivos para iniciar la lactancia, con todos sus reflejos y estímulos activos. Pasada esa fase, entrarán en un periodo de letargo durante el que será más complicado que inicien la primera toma de pecho y pudiendo después presentar hipoglucemias.
- Lactancia a demanda y directa al pecho, sin pezoneras, ni biberones y/o suplementación. en todo caso, si un bebé necesita ser suplementado debe hacerse preferiblemente con calostro de su madre y a través de sistemas que no interfieran en la succión, como es el «dedo-jeringa».
- Vaciado efectivo y frecuente de los pechos, evitando la ingurgitación, ya que ésta dificultará el agarre al bebé y si se mantiene en el tiempo puede derivar en una mastitis o en una disminución de la producción de leche.
Para que la lactancia materna sea existosa, el primer paso es que la mujer desee amamantar y su entorno la apoye, tanto proporcionando soporte logístico (realizando las tareas domésticas y llevándole comida hecha si lo necesita) como filtrando y bloqueando todos los comentarios negativos y desmotivadores.
Además, ante las primeras dificultades, ya sea dolor, sensación de poca producción, poco incremento de peso del bebé,… se debería consultar con una matrona especializada en lactancia materna, pero sobretodo, la mujer debería confiar en su capacidad para amamantar y en la de su bebé para alimentarse de la manera en que la naturaleza lo tiene previsto.
Si tus pechos son planos o invertidos y estás empezando a dudar de tu capacidad, busca ayuda especializada ya durante el embarazo, para que te apoyen y faciliten poder empaparte de confianza y creer de verdad que todos los pechos valen para amamantar; pero no gastes dinero en aparatos que hasta el momento, no han demostrado más eficacia que la perseverancia y las ganas de una madre por amamantar a su bebé.