Un nacimiento “en el calor y el amor del hogar”

By | septiembre 25, 2017

Cómo dice su madre, Ana nacía , hace hoy un mes, » en el calor y el amor del hogar». Nosotras sólo podemos agradecerle el habernos brindado la oportunidad de poder presenciarlo, y por supuesto, tan bonitas palabras. Gracias y felicidades familia.

¿Por dónde empezar este escrito, carta o lo que sea?…

La verdad es que, aunque desde fuera quizás no lo parezca, me ha costado mucho plasmar sobre el papel estos pensamientos pues se trata del tipo de cosas que uno, o al menos yo, no suele poner en palabras.

Sin embargo, me doy cuenta de que lo que no se dice porque se da por sentado o sabido se lo lleva el viento mucho más que lo que queda escrito, así que ahí va…

Empecemos, por ejemplo, por el principio:

Me llamo Yolanda, tengo 39 años y soy enfermera de profesión. Fui madre por primera vez hace algo más de dos años y medio y por segunda vez hace hoy un mes.

Pese a que buena parte de mi vida adulta pensé que no quería tener hijos llegó un momento en el que algo cambió en mi interior y esa idea se convirtió casi por arte de magia en una necesidad.

Cuando mi pareja y yo empezamos a intentarlo vivíamos a muchos kilómetros de aquí y por teléfono lo comenté con mi buena amiga Carmen unos meses antes de volver a Galicia, ya embarazada  y sin saberlo.

Resultó que en ese momento ella estaba buscando local para fundar con Marta “LUNA DE BRIGANTIA”, un dúo de matronas que, entre otras cosas, se dedicaría a asistir partos a domicilio.

La idea se impuso también con la misma claridad y firmeza que el deseo de ser madre; aún antes de saber que ya estaba embarazada decidimos que eso era lo que queríamos para nuestros hijos: Un nacimiento “en el calor y el amor del hogar”.

Y desde luego eso fue lo que tuvieron; de maneras muy distintas porque fueron partos muy diferentes pero mis dos hijos nacieron en casa, rodeados de su mamá, su papá y sus matronas; en la tranquilidad y la calma del hogar; y respiraron desde su primera bocanada paz, confianza, seguridad, felicidad y amor.

Bruno nació a las 5 de la tarde de un día de invierno tras un parto que recuerdo como pausado… sin prisa, aunque al final diría que se me hizo hasta corto. Nació en el agua tras apenas 12 horas desde las primeras contracciones.

Ana nació a las 4 de la mañana de una noche de verano tras una dinámica de contracciones irregulares. Potente, imparable, casi hasta salvaje, en cuatro o cinco pujos llegó al mundo, esta vez en seco…

No hubo lugar a inquietudes, ni distracciones, ni preocupaciones, ni intervenciones, ni dudas, ni miedos, ni atisbo de sufrimiento…. nada de eso…. solo una sucesión natural de acontecimientos, en cada caso a su ritmo. Solo la conexión íntima y primaria de mi ser con el de mis hijos preparados para nacer.

Ella y solo Ella, en toda su sabiduría, decidió del cómo, el cuándo y el dónde.

En ambos casos un denominador común: la presencia de dos personas capaces de captar esa esencia, respetarla y favorecerla sin dejar de hacer su profesionalísima labor de ayuda y vigilancia.

Bueno, y el ya bautizado en mi casa como “Efecto Carmen”: la entrada de Carmen por la puerta de casa desencadena unas irrefrenables ganas de empujar!!!!

Y es por todo ello que me siento FELIZ, AFORTUNADA Y AGRADECIDA.
Y es que soy plenamente consciente de que aunque parezca sencillo el que se reúnan todas las circunstancias que han hecho posible estos felices desenlaces, no lo es tanto. Por ello además me siento casi hasta privilegiada.

En primer lugar, porque ambos embarazos se desarrollaron sin ninguna complicación que no hiciese posible el dar a luz en casa.

En segundo lugar porque ambos partos fueron “sobre ruedas” y no hubo que desplazarse a ningún sitio.

Y por último, aunque desde luego no menos importante, porque tuve la suerte de que me acompañasen dos profesionales como la copa de un pino, que me brindaron todo su apoyo, confianza y sabiduría para que desde el minuto cero todo pareciera sencillo, fácil.

Carmen y Marta lo que hacéis, por si no lo sabéis ya, es sencillamente GRANDE; cuanta humanidad como la vuestra hace falta en el mundo en general y en el medio sanitario en particular.

Sois excepcionales por lo que hacéis y sobre todo por cómo lo hacéis: con profesionalidad, tranquilidad, disponibilidad, paciencia infinita pero sobre todo con la pasión y firmeza (incluso a veces fiereza) del que cree en lo que hace, aunque ello represente a veces sacrificios personales, familiares, económicos….

Habéis ayudado y ayudáis ( y espero que ayudareis durante mucho tiempo) a muchísima gente, en momentos hermosos pero también muy duros; curado muchas heridas del cuerpo y el alma; cambiado vidas…. Desde luego habéis cambiado la nuestra y por ello los cuatro os damos un sincero y conmovido GRACIAS.

Carmen, tú especialmente, (Marta estoy segura de que lo entiendes); qué decirte, mi matrona, mi amiga, mi comadre….. mi hermana. ¡Si ya tu sola presencia hace que mis dos hijos se sientan listos y seguros para abrir sus ojos al mundo!… Explicar lo mucho que te quiero sería una obviedad así que solo me queda desearte lo mejor para
ese momento tan especial que se acerca, que se cumplan todas tus expectativas y que pronto todos celebremos la llegada de Nora al calor y el amor de su hogar.

Yolanda Lorenzo Arias.

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