Nico nació en casa, como su madre quería. Hace unos días, Facebook ha censurado el vídeo del primer parto en casa de Maca. Además de la emoción que nos despierta ese vídeo por haberlo vivido en directo, nos parece una oportunidad de normalizar el «parto normal». Este blog es nuestra casa y aquí Facebook no puede censurarnos, así que os dejamos el emocionante relato del parto de Maca y nacimiento Nico, junto con dos vídeos, uno de su embarazo y el del parto censurado.
Mucho antes de quedarme embarazada, mucho antes incluso de que pasara por mi cabeza el tener un hijo ya sabía como quería y como no quería que fuese el nacimiento de mi hijo. Quería sentirme única, estar rodeada de gente que quiero y que mi hijo naciese en un ambiente tranquilo y respetuoso. No quería ser un número más en el turno de un paritorio lleno de trabajo y donde no se respetasen mis decisiones, no quería que el querer algo natural se convirtiera en algo fuera de lo normal. Así que me empecé a informar y a preparar sobre que es un parto en casa. En una de mis muchas búsquedas, ¡por fin las encontré! A mis matronas, a Luna de Brigantia.
Me puse en contacto con ellas y me invitaron a una charla sobre el parto en casa al que acudirían familias que habían tenido a sus bebes en casa. Sin dudarlo allí fuimos Isma y yo. Menudo día de calor!!En vez de irnos a la playa, allí estábamos deseando conocer a las que serían nuestras matronas cuando me quedase embarazada. Esa tarde salí de allí encantada, me sentí como si las conociera de toda la vida.
Pasaron los meses y por fin pasó. Estaba embarazada. Iba a ser madre. No podía estar más feliz. Estaba convencida de que todo iba a ir bien, así que a los pocos días ya me puse en contacto con Luna de Brigantia. Quedamos para una primera consulta, y solo puedo decir que si estaba convencida de lo que iba hacer, el estar con ellas esa mañana hablando sobre un tema que con pocas personas podía hablar, me di cuenta de que mi idea se iba a poder convertir en realidad en unos meses.
Me encantaba estar embarazada, me sentía genial, es increíble como de dos células puede crecer un pequeño ser humano. Viví mi embarazo al 100%, fue una etapa de mi vida super bonita. Seguí haciendo prácticamente todo lo que hacía antes de estar embarazada, con un poco más de tranquilidad, pero lo hacía. Mi marido no paró de decirme todo el embarazo que estaba insoportable, pero no le quedó otra que aguantarme, es lo que pasa cuando las hormonas van a mil por hora. También reconozco que tuve algunos miedos irracionales, pero que con la paciencia infinita de mi marido y la comprensión de mis matronas los fui pasando.
Los meses pasaron volando y cada día Nicolás estaba más grande, se movía un montón. Se pasó el embarazo moviéndose, pero los últimos meses lo notaba estirarse dentro de mí y eso me hacía tan feliz… Pensar que puedo traer vida al mundo me emocionaba.
Cuando estábamos a finales de junio notaba que el momento de conocer a Nicolás se iba acercando cada vez más. Mi fecha probable de parto era 12/7. A día 1 de julio estuvimos con Carmen y hablando medio en broma , dijimos que nos venía muy mal que naciese en ese fin de semana porque ella no iba a estar, así que coincidimos en que lo mejor era que naciera el fin de semana anterior. Por supuesto Nicolás vendría cuando él estuviera preparado, pero la verdad que no me apetecía nada pasarme de la FPP ya que eso significaba que el hospital iba a empezar a meter prisa por inducir y no era lo que queríamos. Isma y yo nos pasamos las últimas semanas caminando muchísimo, por eso de que se puede ayudar a desencadenar el parto y de paso me mantenía en forma. La última semana de junio empecé a expulsar el tapón mucoso, sabía que eso significaba que no quedaba nada por conocer a mi pequeño, pero tampoco me quería hacer ilusiones.
El día 3 de julio nos pegamos una caminata monumental y no nos llegó eso que nos fuimos a la playa a última hora de la tarde, seguimos paseando, nos metimos en el agua, nadamos, «saltamos» olas. Lo pasamos genial, que bien que convencí a Isma en el último momento para ir.
Y entonces pasó. Empecé a sentir contracciones.
Esa noche no fui capaz de meterme en cama, cada vez que me venía una contracción estaba incomoda acostada. Se lo comenté a Isma, le dije que estaba de parto que esas contracciones eran diferentes a las que sentí hasta el momento, pero él me dijo que no, que no estaba de parto, que seguro eran prodromos. Así que él se fue a la cama y yo me quede levantada. Eran las 12 de la noche.
Yo sabía que sí, lo sentía, era el momento. Estaba de parto.
Estaba feliz, me sentía estupenda. Molestaban un poco las contracciones pero las iba llevando, me ponía en la pelota, me estiraba, caminaba, me sentaba a ratos en el ordenador. Me pasé las siguientes 4 horas controlando cada cuanto tenía contracciones, las tenía cada 5-7 minutos y duraban casi 1 minuto. Y ya a las 4 de la mañana creí que era el momento de despertar a Isma. Me acerqué a él y le dije en bajito » Isma estoy de parto», a lo que me respondió «seguro que no». Él no creía que podía estar de parto, seguía con que eran pródromos, que seguro que cuando saliera el sol se me paraban las contracciones. Pero se levantó de cama, cogió su reloj con cronómetro y empezó a darse cuenta de que sí, sí estaba de parto. Eran las 4 de la mañana y decidimos esperar unas horas más para llamar.
Iba sintiendo las contracciones cada vez un poco más, y eso me gustaba. Sabía que era cuestión de horas el tener a mi pequeño conmigo. Isma me puso un poco de música, parecía que las contracciones empezaron a ir al ritmo de la música, me sentía genial. Estaba escuchando «In paradisum de Gabriel Fauré» cuando con una contracción rompí bolsa. ¡Ya queda menos! pasó por mi cabeza. Esa música me hacía sentir bien, me sentía en el paraíso, acompañada de mi marido, a punto de nacer nuestro hijo de la manera que nosotros elegimos, en la tranquilidad de nuestro hogar. Eran las 5 de la mañana. En ese momento llamamos a Carmen, y en 20 minutos ya estaba aquí. El líquido era claro, escuchó un poco a Nico que estaba perfecto y nos quedamos en el salón, hablando entre contracción y contracción.
Las contracciones cada vez iban a más, así que me metí un rato en la bañera y parece que me alivió un poco, pero al rato empecé a tener frío y me sentía rara, tenía ganas como de empujar y no me lo podía creer. Eran las 8 de la mañana. Como quería que estuviera mi madre la llamé en ese momento y la verdad que llegó rapidísimo. Al verla se me llenaron los ojos de lágrimas, todos las discusiones que habíamos tenido por lo del parto en casa y al final ella estaba ahí a mi lado.
Fueron pasando las horas y el dolor de las contracciones me atravesaba, me dolía todo, estaba cansada, no sabía como ponerme. Pelota, bañera, suelo, sillón… fui moviéndome por toda la casa. Lo único que pensaba era que cada contracción era una menos para tener aquí a Nicolás.
A partir de ese momento no recuerdo muy bien todo, ya que entre contracción y contracción estaba ida, esos dos minutos entre contracciones me quedaba dormida. Recuerdo que estuve un buen rato sentada encima de Carmen a modo de silla de partos, ¡¡Pobre!! la tuve que dejar agotada. A las 12 de la mañana como llevaba varias horas empujando y cada vez estaba más cansada, Marta me preguntó si quería que me hiciera un tacto para saber como estaba. Me dijo que me quedaba poco por dilatar, así que recuperé un poco las pocas fuerzas que me quedaban y cambié de posición, pero por poco tiempo. No podía más, así que me fui para la cama y me puse de lado para descansar un poco y allí estuve ya hasta el final. Recuerdo que cada contracción me atravesaba de adelante a atrás, pero también recuerdo que me quedaba dormida y todo ese tiempo se me pasó muy rápido.
En una contracción me cambié de posición y me puse a cuatro patas y me enseñaron con un espejo que ya estaba ahí, se le veía el pelo. Y en ese momento no se de donde saqué mis fuerzas, pero las saqué y empecé a empujar en cada contracción como no lo había hecho hasta el momento.Y solo puedo decir que era el dolor más maravilloso del mundo. Ese dolor me estaba acercando cada vez más a mi hijo. Y en unas cuantas contracciones más, a las 14:34 nació Nicolás, y ya lo cogí en brazos y no podíamos parar de llorar. Isma que estaba con la cámara, la soltó y vino a abrazarnos. Ya está, ya estaba aquí. Por fin éramos padres.
Han pasado mas de 2 años pero me encanta recordar ese día ya que nació de la manera que siempre quise. Nació en casa, en un parto tranquilo, acompañado de respeto y tranquilidad. Gracias por hacerlo posible.
Han pasado más de 2 años y a nosotras también nos encanta recordar ese día ya que nació de la manera que quisisteis. Nació en casa, en un parto tranquilo acompañado por las personas que vosotros quisisteis.
Gracias por habernos elegido.
Bueno una historia muy bonita, que decir, solo que si que estabas muy pesada y que os quiero a los tres un montón, jajajajajajaja primer comentario yeah