Para poder decidir es necesario informarse y conocer las opciones, por eso necesitaba venir aquí, a la «Casa de Nacimientos Migjorn» para ampliar mis conocimientos y cambiar mi visión del nacimiento, ya que como dijo en su día Michel Odent, “Para cambiar el mundo, primero debemos cambiar la forma de nacer”.
He aprendido de todas vosotras, de cada uno de los miembros del equipo, de cada una de las personas de esta casa y cada una de las parejas y mujeres que habéis pasado por Migjorn durante mi estancia. Y realmente un agradecimiento especial, porque vosotras, mujeres y parejas, no estabais obligadas a aceptar mi presencia, y aun así lo habéis hecho, me habéis permitido entrar en vuestras vidas, en vuestras casas y pertenecer para siempre a uno de los momentos más importantes de vuestra historia.
Cada persona, cada parto, cada nacimiento, cada recién nacido, me ha aportado algo profesional y personalmente, que formará siempre parte de mi “memoria celular”.
Me ha parecido muy importante el aborde holístico del embarazo y la realización de cuestionarios en pareja para su posterior discusión. Creo que resulta muy interesante el que puedan abordar todos esos temas y reflexionar sobre ellos, muchos de los cuales pueden llegar a influir directa o indirectamente en el parto.
La manera de nacer en un lugar como éste o en casa y englobar el proceso del parto y el nacimiento en la esfera sexual de toda mujer, hace que se cuide el entorno y el trato con la pareja, la intimidad y los deseos de las personas; hace que este momento único, se vuelva una experiencia maravillosa, diferente para cada mujer, pareja y recién nacido: más dura, más animal, más sensual, más expresiva, más silenciosa…
En un parto, no siempre es necesario asistencia, sino acompañamiento respetuoso, escucha, guía e información, sin ordenar ni imponerse. La mujer es la protagonista, y como tal, en sus manos está la toma última de decisiones.
Tras mi experiencia, lo único que deseo, es poder continuar con este modelo de atención integral y respetuosa, ya sea en casa, en el hospital, parto natural, instrumentado, cesárea…
Porque todas las mujeres y todos los recién nacidos tienen derecho al respeto, a decidir sobre su cuerpo, a un embarazo y parto conscientes y como dijo Leboyer, a un” Nacimiento sin violencia”.