Lactancia sin bebé, tetas y censura

By | marzo 23, 2015

Hace unos días, leíamos en Facebook el relato escrito por María, sobre su lactancia sin Mai.  Ese texto iba acompañado de una fotografía de su pecho rebosando leche y fue censurada y borrada por Facebook.  No entendemos porque en FB se permiten fotografías de animales torturados, de mujeres semidesnudas,  siliconadas, en poses claramente sexuales, pero en cambio, se censura un pecho real, tal como la naturaleza ha concebido que sea.

Sabemos que no es fácil encontrar información sobre el manejo de la lactancia cuando el bebé ha muerto, y casi más difícil aún conocer la vivencia de esas madres.  Aquí os dejamos el texto de María y la foto censurada.

Cuando la leche no es blancaCuando la leche no es blanca
El pasado 3 de marzo mi hija Mai nació muerta. Nadie te prepara para eso. Nadie está preparado. Dentro de la nebulosa del momento, burrocracia, gestiones, decisiones y recuerdos, alguien te ofrece pastillas para cortar la leche. Alguien te dice que puedes esperar. Y en ese momento caes en que tu cuerpo, tu cuerpo de madre, parida la placenta, producirá leche en unos días. Y te cagas en la Naturaleza. Mi elección fue esperar, quizás para aferrarme a lo que de Mai me quedaba. No me arrepiento, fue una despedida suave y paulatina, pero cada mujer debe tener libertad para escoger la suya. Los profesionales deben informar. No juzgar. Tras la cesárea de urgencia y la muerte, el shock y el dolor físico dejaron paso a una fuerza increíble que me impulsaba a levantarme, a lamerme mi propia herida. Los pechos se me llenaron de leche, tremendos y calientes. Fui mamífera en estado de alerta, buscando a mi cría, esperándola. Por la cesárea tomaba antiinflamatorios, quizás por eso no sentí dolor, solo malestar, no tuve necesidad de extraerme leche ni de aplicarme frío ni hojas de col. Dejé fluir la leche, simplemente, dejé que me mojase despidiendo a mi bebé, dejé que se perdiese. Dejé a mi cuerpo hacer su duelo, llorar su luto, hasta que la leche se marchó. Y con ella la fuerza. La mamífera que por fin tomó conciencia de que su bebé no iba a volver. Mamífera vacía de vientre y pechos muertos. El cuerpo de madre, creador, nutricio, lleno de vida y alimento pasó suavemente a convertirse en silencio, en cementerio.
 

Y en Gallego…

tleiteCando o leite non é branco
O pasado 3 de marzo a miña filla Mai naceu morta. Ninguén te prepara para iso. Ninguén está preparado. Dentro da nebulosa do momento, burrocracia, xestións, decisións e recordos, alguén che ofrece pastillas para cortar o leite. Alguén che di que podes esperar. E nese momento caes en que o teu corpo, o teu corpo de nai, parida a placenta, producirá leite nuns días. E cágaste na Natureza. A miña elección foi esperar, quizais para aferrarme ó que de Mai quedaba. Non me arrepinto, foi unha despedida suave e paulatina, pero cada muller debe ter liberdade para escoller a súa. Os profesionais deben informar. Non xulgar. Tras a cesárea de urxencia e a morte, o shock e a dor física deixaron paso a unha forza incrible que me impulsaba a levantarme, a lamberme a miña propia ferida. Os peitos enchéronseme de leite, tremendos e quentes. Fun mamífera en estado de alerta, buscando a miña cría, esperándoa. Pola cesárea tomaba antiinflamatorios, quizais por iso non sentín dor, só malestar, non tiven necesidade de extraerme leite nin de aplicarme frío nin follas de col. Deixei fluír o leite, simplemente, deixei que me mollase despedindo o meu bebé, deixei que se perdese. Deixei o meu corpo facer o seu duelo, chorar o seu loito, ata que o leite marchou. E con ela a forza. A mamífera que por fin tomou conciencia de que o seu bebé non ía volver. Mamífera baleira de ventre e peitos mortos. O corpo de nai, creador, nutricio, cheo de vida e alimento pasou suavemente a converterse en silencio, en cemiterio.
 

14 thoughts on “Lactancia sin bebé, tetas y censura

  1. Karina Ruiz

    ¡¡Ay!! me hizo llorar, recordé al bebé que perdí antes de mi beba y cómo después del legrado tenía los pechos llenos de leche, yo si tuve que extraerla porque no aguantaba el dolor y la congestión que tenía y qué rabia me dio hacerlo y ver mi leche en un frasco sin nadie a quién darla, botarla por el fregadero, pff ¡muy fuerte! no puedo ni imaginar cómo debe ser en un caso como el tuyo con tu bebé a término, ¡lo lamento muchísimo y espero ya estés mejor de tu pérdida! Quería darte las gracias por publicarlo, saber que alguien más ha sentido lo que yo sentí me ayuda mucho, a pesar de que después de un año volví a embarazarme y tuve una bebé sana, esa herida sigue ahí y estará por siempre. Un abrazo.

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  2. mary

    es algo real y muy dolofoso que nadie sabelo que sufres solo tu enserrada en tu popio dolor y la nostalgia de estar vacia y sin tu esperado bb y nafie sbe tan fuerte dolor de la perdida y el flujo infinito de leche

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  3. Chiqui

    Que duro, no puedo ni imaginar lo duro que debe ser. Soy matrona y observo y admiro a madres que como tu sacan fuerza de donde no la hay para seguir adelante, salvan los obstaculos que la vida les pone. Desde aqui mi mas calido abrazo. No hay palabras que se puedan decir cuando ocurren estas tragedias

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  4. kathy

    Tambien pase por el mismo dolor yo se lo que siente morir y estar viva para los que te aman, y solo las personas que pasamos por ese sufrimiento de asfixia cada dia que pasa de dolor y nose de donde sale la fuerza para seguir viviendo por que sabemos que la vida continua ….

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  5. fresia fs

    Debo admitir la angustia que me causa leer esto no solo por el hecho de ser madre sino porque soy humana. La vida nos golpea de una forma horrible cuando uno menos espera, pero un hijo es como que te sacaran el corazon sin anestesia simplemente te marca y no hay reemplazo ni lo siento que cubra ese dolor… no me cabe mas que decirle a esa mujer que DIos permita yle disponga de toda la fuerza posible para despertar cada dia y querer ver el sol. Quizas ella jamas lea esto pero espero que sepa que su dolor llena a cada mujer que es madre no solo por el hecho de parir a un ser sino porque aprendio a amarlo y a entenderlo y mas a cuidar a ese pequeño ser q jamas pidio que lo trajeran al mundo.

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  6. Maria

    Yo pasé por lo mismo.. Sentir que mueres y no morir es lo peor.. ahora tengo una bebé hermosa y sana, pero jamás cerrará la herida que llevo en mi alma, nunca olvidaré en el momento en que antes de nacer me hicieron un monitoreo fetal y me dijeron que ya no tenía latido, cesárea de emergencia.. yo si tomé pastillas para secar la leche pero me seguía saliendo, fue muy doloroso ver como me escurria y que no estuviera ella para dársela, no le deseo esto a nadie.. Fuerza mamis, por que aunque nuestros hijos no estén con nosotras, somos sus madres!!

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  7. verito

    dios recordar esos momentos es horrible igual yo perdí ami pequeña y después de salir de salir de hospital bajo tu propio riesgo para poder ir al funeral de tu bebe y cremarla no sales de shock y llega otro y es tus pechos llenos de leche y aferrarte a no sacarla xq aun crees que es una pesadilla y que en cualquier momento alguien llegara con tu bebe en brazos para poderlo amamantar pero eso no pasa y es cuando te das cuenta que no tienes a tu hijo y recuerdo con tristeza ese momento de tenerte que sacar la leche xq ya tienes mucha fiebre y en ese momento llorar como nunca lo has hecho y gritarle a dios xq te quito a tu hijo xq xq tienes que tirar el alimento de tu hijo pero eso los médicos no lo entienden

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  8. mirian

    Impresionante. Que fueza, que orgullo de madre. Wnhorabuena por la wntereza y gracias por compartirlo con nosotros. Un besazo.

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  9. patricia

    Es la peor parte de perder a un bebe saber q tu cuerpo lo llama y no esta. Saber q tu cuerpo y tu memte se nieha a pensar q no esta!

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  10. Celeste

    Leí esto y me hizo escribir mi versión de cómo me siento. Saludos.
    Con cuánta ligereza se anuncia la vida,
    así, livianita como la caricia de la brisa mañanera,
    como esas mañanas claras, de los días grises, que
    -casi-sin-querelo- anuncian lluvia a mediados del día,
    que con anticipación canta la creciente alegría de las gardenias.
    Así, sin mucho avisar llega la vida, hinchándonos,
    de pronto.
    Y una va lenta, leeeeenta, un poco torpe, inclusive,
    adaptándose cada día al nuevo cuerpo que le abraza.
    Así como nosotras nos adaptamos espacialmente a nuestras nuevas dimensiones,
    también así los órganos, así también la colina se acostumbra,
    se acostumbra a un andar más pausado, a un andar cargado de certezas.
    A un andar. Cargado, mecido, abrazado.
    Al enterarme que estaba embarazada, embarazada de Simón,
    allí una parte de mi murió.
    Palideció del miedo… ¡Porque no es poca cosa!
    Y Simón, él más asustado todavía.
    De un instante a otro todo -desde lo más blando del alma mía-
    recobró color, vida, movimiento -vertiginoso, sí-
    Inefable es una palabra muy bonita, su significado es:
    «Algo tan increíble que no puede ser explicado con palabras»
    Así es, más o menos, saberse dadora de vida. Creadora.
    ¡Y lo que es más, la cúspide de la creación, la sublimación!
    Serenpidia es otra palabra bonita, quiere decir:
    «Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando una cosa distinta»
    No sé bien que estaba buscando, pero sí sé, ser madre no era.
    -Celeste, ¿Ese embarazo fué buscado?
    -No, no fue buscado, más sí deseado.
    Deseado desde la más etérea fibra de mi ser, cuán distente le veía,
    cuán mágico, inmesurable la admiración que tengo ante el simple hecho,
    de con cuánta naturalidad podemos crear, dar vida, siendo esto algo,
    diría yo, bastante subjetivo. La vida está, está en todas partes,
    incluso, antes de la vida misma.
    Sí, decía que una parte de mí murió al enterarme que albergaba una diosa,
    a una mujer pequeñita llamada Amaranta dentro.
    Rápidamente, renací, renací cual fénix, un pájaro bien bonito con temperamento de loba,
    con eventualmente, muy mal carácter.
    Muy mandona, lo quería todo en su lugar, preparado para recibir a mi lucero.
    «Llevo una diosa tan poderosa dentro» le decía a Simón.
    ¡Hice la biblioteca infantil más hermosa del mundo!
    Llena de libros, de colores.
    Aprendí a coser, hice vestidos, pantalones anchos, para que los pañales de tela fuesen cómodos y pudiese andar plenamente cómoda y feliz, también hice faldas, unas grandísimas inclusive, también unos delantales para comer.
    En ningún momento sentí habían suficientes flores, llené mi ventana de rosales, de violetas.
    Simón hizo, con sus propias manos, una cuna, la cual tuvo la delicadeza de hacer a la medida de mi cama, para que pudiésemos estar al mismo nivel, durmiendo juntitas,
    retroaliméntandonos con amor, toda la noche, todas las noches.
    Tambien pusimos juntos unos mosaicos azules, azules marinos, azules eléctricos, azules celestes y blancos en la cocina ¡Qué bonita quedó!
    También comí muchísimo coco y por vez primera, le agarré gusto a la cebolla…
    ¡Qué rica la cebolla caramelizada con bastante copra de coco y papelón mmmm!
    Su nombre es delicado, como una rosa. Mi tipo favorito de rosa, son las rosas francesas.
    Su nombre es Amaranta, Zoe Amaranta.
    Zoe significa «vida», Amaranta significa «que perdura, que no se marchita»,
    hay otra palabra que quiere decir eso, es inmarcesible, que no puede marchitarse.
    Elíseo es otra palabra muy bonita, quiere decir:
    celestial, encantador, magnífico, feliz, seráfico.
    Así es mi universo interno, desde que la conocí.
    Jamás había sido tan feliz, tan feliz.
    El 25 de febrero a las 5:45am dí a luz, qué hermoso momento.
    ¡Qué dulce momento!
    Fueron poco más de 24 horas de trabajo de parto desde que me levanté de haber roto fuente,
    pensando que me había hecho pipí, ehhh, no. Día 1 de la semana 40 ¡Rompí fuente!
    Qué emoción, qué expectativas del parto… Cuántos sentimientos encontrados.
    Fue tejiéndose solito el día, con bailes, cantos, muchísimos cocos, sonrisas, quejidos, masajes, mimos. Un vestido azul muy bonito llevaba, mi panza radiante, radiante.
    Sentada en la silla de parto, aguardando la siguiente contracción, volteaba, veía a Simón, sonreía y me preparaba para pujar ¡pujaaaaarrrrrrrrrrr!
    Bajé mi mano, la toqué, la toqué suave, incrédula todavía de mi propio poder.
    Parir a una criatura de 2.800gr podálica no es poca cosa ¡Qué va! no lo es y aunque sé, que muchas personas dudarán de lo que afirmaré: No dolió, parir no dolió, las últimas contracciones sí!
    Por fin salió, suave ¡Tan delicada, tan frágil!
    Allí volví a nacer
    Con sus ojitos cerrados, con una expresión de profunda calma.
    Blanca, con sus mejillas levemente coloreadas de rosa, igual que sus labios.
    Con los cabellos ondulados de Simón y muy parecida, físicamente a mi.
    Su corazón sólo latió una vez, al menos así me dijo el doctor,
    según él, no hizo esfuerzo por respirar.
    Y allí, una buena parte de mi murió, murió. Luego me di cuenta de que, todas esas cosas que murieron, en verdad no las necesitaba.
    Se pueden buscar muchas causas, aún más, sentimientos de culpabilidad pueden buscarse.
    Allí no habita su amor. Allí no la consigo, no está en el dolor.
    Hay quienes creen en el alma, hay quienes no.
    Yo, sin duda, sí creo en ella, por eso mismo sentimos amor, dolor, y una palestra sinfin de emociones, hermosas todas.
    Las abracé, decidí vivirlo todo, plenamente, sin pastillas ni anestesias.
    Nada podía arrebatarme lo hermoso del parto, el engrandecimiento del alma mía luego de por vez primera haber dado amor verdadero desinteresadamente, nada puede.
    Decidí donar mi leche al banco de leche del hospital universitario, no podía, por nada,
    quedarme con toda esa vida que de mis pechos brota.
    ¡soy río de vida!
    Dentro de todo el dolor, amo, amo grande. Dentro de todo, agradezco y me siento inmensamente agradecida por haber sido canal de tan poderoso ser.
    No sé bien qué es la muerte, pero debe ser algo parecido a quedarse quieto.
    Amaranta es verbo presente. ¡Es y será!

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  11. Judith

    Las lágrimas de leche son las más duras de derramar porque van ligadas a un dolor infinito y a un vacío inabarcable. Nuestros pechos de mamíferas hablan por si solos para expresar lo que ni nosotras mismas podemos todavía entender.
    Mucho ánimo María.

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